lunes, 21 de diciembre de 2009

Historias y personajes autobuseros (III): la chica del bastón

Su entrada en el autobús atrae las miradas de los viajeros, hasta entonces embobados con las gotas de lluvia que se quedan pegadas al cristal y se deslizan perezosas, creando formas imposibles.

Sé de su existencia desde que la veía, hace años, en el instituto, llegar acompañada de aquella amiga. Me llamaba la atención cuando transportaba con trabajo la perkins y los gordísimos libros en braille por los pasillos, y la gente se apartaba a su paso del radio de su bastón. Ya entonces me resultaba admirable su esfuerzo, cuando se pasaba recreos tecleando en la biblioteca, y esperaba a algún compañero para cruzar la calle.

Hacía unos años que no la veía, hasta el año pasado que empezó a coger mi autobús. La primera vez pensé que iría a algún centro de la ONCE, o que habría cambiado de instituto. Pero me sorprendió comprobar que era en la facultad de Psicología donde se bajaba. Nunca comprendí cómo era capaz de saber en cada momento dónde estaba, sin preguntar a nadie, y aunque el autobús se saltase paradas. El caso es que la chica del bastón de mi instituto ahora va a la Universidad, y en mi autobús.

Sube con decisión, con su bastón blanco por delante, acerca su tarjeta y adivina cuál es el asiento que está ibre para sentarse. Cuando lo hace sonríe orgullosa, consciente de lo que significa  su gesto diario para alguien con ceguera. Y no sólo por conseguir sentarse en un autobús, sino por lo que esto implica. Por el hecho de que ese autobús la lleva a la facultad, haciendo realidad no sólo sus sueños, sino las aspiraciones de muchas personas con su discapacidad.

Ella no ve el espectáculo que producen las gotas de agua tras el cristal empañado, y que recupera la atención de la mayoría de viajeros, una vez que se ha sentado. Ni falta que le hace.

La chica del bastón, de la que alguna vez oí su nombre y olvidé rápidamente (como casi todo), me recuerda regularmente la suerte que tengo de coger este autobús cada mañana.

1 comentario:

  1. Ella no ve el espectáculo que producen las gotas de agua tras el cristal empañado. Me gusta.
    Empezaré a valorar mis 5 sentidos y mis posibilidades. Empezaré a ser más agradecida.
    Klara Salazar

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