lunes, 7 de diciembre de 2009

El genocidio de la diferencia

¡Notición! ¡El síndorme de Down está a punto de entrar en la lista de enfermedades raras! Eso significaría que su prevalencia sería de menos de 5 casos por cada 10.000 nacidos vivos. Hace 25 años, en España, esa prevalencia se situaba en torno a los 15 casos por 10.000 nacimientos.

¡Qué bien! ¿No? ¡Estamos erradicando el síndrome de Down! ¡Mejor para todos! ¿No?

¿Y qué pasa si yo te digo que no existe ningún tratamiento para eliminar el síndrome de Down de las personas? Es más, ojo al dato: los diagnósticos de síndrome de Down en mujeres embarazadas van en aumento, debido sobre todo a que las madres deciden tener hijos a una edad cada vez más tardía.

¿Entonces? ¿Cómo es posible que, con un número de diagnósticos al alza, y sin un tratamiento que lo elimine, cada vez haya menos nacimientos de niños con síndrome de Down? Seguro que lo vas intuyendo...

Exactamente. Un estudio en el British Medical Journal confirma que el diagnóstico ha aumentado en un 70%, pero nueve de cada diez mujeres deciden abortar al saber que su hijo será diferente.

Escalofriante. Me parece sencillamente escalofriante. Parece ser que somos capaces de atribuirnos el poder de decidir que la vida de una persona con síndrome de Down no es digna de ser vivida. Además, tener un hijo con "algo" es un marrón. ¿Quién quiere tener un hijo "anormal" pudiendo volver a intentarlo hasta que salga "normal"?

Nuestras leyes hablan, cada vez más, de la construcción de una escuela y una sociedad inclusiva, que acepte a todos los individuos y sus diferencias individuales, las comprenda y las atienda. Las líneas de investigación en discapacidad apuntan que ésta es una construcción social, no es inherente al individuo discapacitado. Inlcuso se habla, muy acertadamente, de que tiene que producirse un cambio en el enfoque general de la discapacidad, de modo que sean los individuos los que, en la medida de lo posible, tomen las decisiones sobre su propia vida, de la forma más independiente posible.

Pero tras esta amable fachada legal en el ámbito educativo y asistencial, se esconde un genocidio silencioso. Un auténtico plan de eugenesia al más puro estilo de la Alemania nazi. Una legislación, combinada con un sistema "pseudosanitario", que ampara y fomenta la eliminación, antes del nacimiento, de individuos no aptos: niños con deformidades, deficiencia mental... diferentes. Anormales. Los nazis los llamaban "leben-sunwertes leben", o "vidas indignas de ser vividas".

El síndrome de Down no desaparece. Simplemente eliminamos de nuestras cómodas vivas el marrón de tener un hijo que nos exija más atención de la cuenta. Más de la que habíamos planificado en nuestro perfecto y brillante plan de vida. Simplemente, el Estado se ahorra mucho, mucho dinero, que requeriría la atención de estas personas.

Escalofriante.

La noticia aquí.

1 comentario:

  1. Aquí está el lado oscuro del maravilloso mundo del diagnóstico prenatal, y es que si bien se ha conseguido mejorar la calidad de vida de muchos niños gracias a un diagnóstico precoz de su enfermedad, estamos cayendo en lo que bien llamas una eugenesia con todas las letras. Estamos perdiendo el norte, rodeados de un sistema en el que decidir que una persona no debe vivir porque no es "normal" o simplemente porque va a nacer en el momento más inoportuno, simplemente es un IVO donde firmamos un papelito y nos sometemos a una "sencilla" intervención quirúrjica. Estamos ante un Estado que opta por la solución más sencilla, un sistema sanitario que cada vez más se limita a llevar a cabo procedimientos, protocolos y ante unas conciencias adormecidas incapaces de ver más alla de la dulcificación que se nos ofrece de la realidad. En fin no sé donde vamos a poner los límites.

    Marta

    ResponderEliminar