martes, 12 de mayo de 2009

Del descanso merecido (ha muerto Antonio Vega)

Esta mañana, la droga se llevó a otro chico triste y solitario. Otro más, pero esta vez era un genio. Ha muerto Antonio Vega, tras una vida que fue una banda sonora. Se merecía este descanso.

Y yo que siempre he sido un poco ochentero, no podía dejar pasar la ocasión sin dejaros una joya suya:

Que seas feliz en el sitio de tu recreo.

viernes, 8 de mayo de 2009

Patente de corso

La actividad de la piratería es casi tan antigua como la de la navegación, pero hasta en este mundo ha habido siempre clases.

Resulta que los piratas eran, ya sabéis, esos hombres malos con pata de palo, garfio en la mano y parche en el ojo, que se dedicaban a navegar con sus barcos en busca de algún incauto navegante cuyo barco saqueaban, robaban, violaban a las mujeres (como diría D. Bravo “algunos, los más viciosos”), a los hombres (si no había mujeres), se bebían el ron (esto todos), etc. Hasta ahí bien.

Ahora bien, allá por el siglo XVI, las potencias navales se quisieron apuntar al negocio y empezaron a distribuir patentes de corso, que era algo así como “tu roba lo que quieras a los demás países, de lo que saques me das un parte, y todos en paz”. Así los corsarios eran “piratas legales” y pasaban a ser todos unos caballeros, sires, héroes nacionales y lo que hiciera falta, a pesar de que su actividad no se distanciaba mucho de la de aquellos malvados piratas de pata de palo y parche en ojo.

Pues bien, en nuestra España querida existe hoy una situación bastante parecida: los mares no son ya el terreno de batalla, sino las redes de Internet, pero sigue habiendo navíos con patente de corso. Los corsarios son hoy esos señores de la SGAE, que comandados por el capitan “Tedy Bautista Drake” y su lugarteniente “Ramoncín Patapalo”, surcan el país asaltando a cuantos pueden para pedirles el pago del impuesto revolucionario.

Con cien cañones por banda, viento en popa a toda vela (creo que los versos de Espronceda están, por ahora, fuera del alcance de los tentáculos de la SGAE), cualquier cosa que suene en tierra o aguas españolas puede ser blanco de sus cañones: las sevillanas de la feria, el himno de Andalucía, la música de tu boda, cualquier cosa que grabe, scanner, CD…

De vez en cuando recibe un cañonazo alguna asociación de niños con parálisis cerebral, algún niño con síndrome de Alexander, o alguno de los más de 800 conciertos benéficos a los que la SGAE cobra derechos de autor cada año. Sólo rectifican cuando la prensa y el mundo de Internet se les echan encima. Qué le vamos a hacer, son así: primero disparan, después preguntan.

Pero atención, igual de responsables son los corsarios, que el Gobierno que le concede la patente de corso, en forma de ley. Ahí queda.

lunes, 4 de mayo de 2009

De la fe y lo contrario

Dice el gran Silvio: "Si no creyera... ¿Qué cosa fuera, corazón, qué cosa fuera?" Silvio Rodríguez - La Maza

La música de Silvio sigue haciendo que me cuestione las bases de mi vida más que la de muchos autores cristianos. Y esta canción toca un pilar fundamental: la fe.

Pero ¿Qué es la fé? ¿Qué es creer? ¿Qué pasaría si no creyera?

Creer es sentirse amado. Ni más, ni menos. Como en Silvio, la fe (aunque intuyo que distintas en él y en mí) es el motor que empuja mis acciones.
No puede amar de verdad quien no se siente de verdad amado, y es mi pobre fe la que me permite amar, aunque sea pobremente.

Una cosa compartimos Silvio y yo: si no creyéramos, seríamos como mazas sin cantera, vacíos, inútiles aún más. Si no creyera, yo sería mentira.

¿Y para ti? ¿Qué es creer? ¿Qué cosa fueras si no creyeras?

¡Espero respuestas!