viernes, 3 de septiembre de 2010

Carta a un futuro insomne

"Durante mis años formativos en el colchón,
me entregué a profundas cavilaciones sobre el problema del insomnio.
Al comprender que pronto no quedarían ovejas que contar para todos,
intento el experimento de contar porciones de oveja en lugar del animal entero."
Groucho Marx

Habrá noches en las que más te valdrá aprovechar el tiempo, que intentar en vano mantener cerrados los párpados, mientras dentro, a toda velocidad, se entrecruzan ideas inconexas y etéreas, que dificilmente se dejarán domar para convertirlas en palabras.

Yo, en esas noches, siempre pienso en escribir, aunque sólo a veces lo hago, intimidado por la necesidad imperiosa de dormir para, mañana, mantener una mínima lucidez. Esta noche, sin embargo, tengo todo el tiempo del mundo. Tú no lo vas a tener, porque habrás de levantarte a ir a la facultad, o al instituto, o a trabajar en una fábrica, o a conducir, o a domar leones, o a sentarte en una oficina sin quedarte dormido. Se siente.

Conozco pocas sensaciones más angustiantes que la provocada por el paso del tiempo inmisericorde en el reloj, mientras vas calculando casi sin querer las horas de sueño que te quedan. Quizás tendrás sueño, pero no te vas a dormir. No tan fácilmente.

Tendrás calor, frio, sudarás. La almohada se irá calentando, mientras tú la revolverás intentando encontrar una porción aún fresca. Da igual que la encuentres, porque al minuto estará de nuevo igual de caldeada que el resto.

En estas noches odiarás partes de tu cuerpo, como ese brazo que siempre se queda debajo cuando pareces haber encontrado la postura correcta, de lado. A propósito de la postura, siempre que pienses que la postura que has adoptado es la más cómoda y la que, por fin, te permitirá dormir, te estarás equivocando. A los pocos minutos de juguetear con ese pensamiento, una fuerza inexplicable te hará cambiar de postura ante la incomodidad insoportable de la anterior.

Podrás entretenerte en observar los objetos que llenan tu habitación, que en la oscuridad se convierten en misteriosas formas que parecen observarte esperando a que te duermas. Posiblemente te des cuenta de la inutilidad de muchos de ellos y pienses en tirarlos, pero mañana no te acordarás. Es entonces cuando intentarás descifrar la misteriosa secuencia que siguen los cuadraditos de luz que se forman en los agujeritos de la persiana, si es que tienes persiana, e intentarás alinearlos, o realizar imposibles dibujos geométricos mentales con ellos.

Por último, podrás decidir intentar no dormirte y aprovechar el tiempo. A mi me funciona escribir, me estoy cayendo de sueño. Buenas noches.

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