miércoles, 4 de noviembre de 2009

Del invierno que vendrá (o no)

¿Será capaz el invierno de vencer la sofocante dictadura del sol invencible?


Quiero que llegue. Quiero salir de casa echando vaho. Añoro caminar por la ciudad sumida en ese letargo casi opiáceo que provocan los escasos grados y los (entonces sí) agradecidos tibios rayos de sol, que buscaré, y casi esnifaré cada mañana. Echo de menos sentir aquella agradable tibieza humana al subir al autobús que me obligaba a quitarme la bufanda, y no este sofoco, entre sauna pestilente y vestuario de piscina.

Pero hoy es 3 de noviembre, ya casi 4, y estoy escribiendo en manga corta. ¡Vamos invierno! ¡Ven ya! Que quiero encender el brasero. Que quiero abrigo y refugio.

Y es que, general invierno, está usted perdiendo los galones y perdiendo la guerra, tras el golpe de estado del comandante dióxido.

¿Habrá invierno el año que viene? ¿Y dentro de diez años? ¿Y dentro de...? ¿Se convertirá la nieve en recuerdo?

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